Manuel Tuki Tuki

Manuel Tuki Tuki, ha fallecido el 11 de Marzo del 2020 en Rapa Nui, la tierra que lo vio nacer, a los 99 años de edad.

ALGUNAS PALABRAS

Manuel Tuki Tuki, llevó el apellido de su madre, Mikaela Tuki Kaituoe. Fue hijo del abogado Ernesto Pérez, de nacionalidad chilena, que vino a la Isla a realizar trabajos de orden jurídico. Murió antes que él naciera.

Su madre, Mikaela Tuki Kaituoe era hija de Cecilia Pua Heu Kaituoe y Leon Tuki. Cecilia Pua Heu Kaituoe era hija de Renga Hinga Kaituoe y Christian Schmidt, de nacionalidad danesa, que vino a trabajar a la Isla.

Manuel nació el 10 octubre de 1920, aunque esta fecha no es segura ya que las inscripciones no siempre se hacían en las fecha y años correspondientes a los nacimientos. Tuvo varios hermanos: Juan, Raimundo, Rafael, Carmela, Leon, Eulalia y Edmundo. Por su madre, pertenecía al clan Miru Ra’a.

Manuel recordaba que mientras su madre trabajaba en la Compañía Williamson Balfour, él fue criado durante un tiempo, por la familia Riroroko. Recordaba con mucho cariño a Luisa Tuki, hermana de su madre, quien estaba casada con Juan Riroroko, ambos padres de Valentín, quien fue como su hermano y con el cual creció.

Se casó con Magdalena Pate Araki (Q.E.P.D) y tuvo 12 hijos: Alfredo, Bene, Victoria, Marieta, Ernesto (Q.E.P.D), José, Rigo, Ignacio, Ana, Peti, Waldo y María. Fue un padre ejemplar que dedicó su vida a su familia. Trabajador y un gran artista.

Durante su vida emprendió varios proyectos, todos innovadores para su época, entre ellos destaca el haber construido la primera panadería, el primer aserradero y el haber sido el primero en hacer una gran plantación de piñas.

Si hablamos de su arte, dejó sus obras en muchos lugares del mundo. Un Moai en Valparaíso, otro en Olot-España, en Santiago y muchos también tuvieron el privilegio de recibir sus obras como presentes, porque así era él.

Cuando su hijo Bene talló el moai que sería donado a Japón, él estuvo a su lado permanentemente, liderando el proyecto en nombre de toda su familia, del pueblo rapanui y de Chile.

Vivió sus últimos años en total ascetismo, en su parcela, en donde plantaba y tallaba. Murió con paz en su corazón, y días antes de su muerte le dijo a Pureva, uno de sus nietos:

“A aquellos hombres buenos y malos de la tierra
A toda mi familia
A aquellos que me quisieron y los otros que no lo hicieron
A aquellos que me escucharon y los que no
Les agradezco y los quiero a todos” (Manuel Tuki)