INIA La Cruz,Cuidando nuestros maika
Los primeros colonos de la isla introdujeron plantas comestibles como caña de azúcar, taro, camote y banano, las que luego de aclimatarse se convirtieron en la base de la alimentación rapanui desde tiempos ancestrales.
Originario del sudeste asiático el banano, plátano o maika es, sin duda, la especie frutal más importante por su abundancia y consumo directo o como parte de platos como el umu (curanto), poe (postre dulce) y otras preparaciones culinarias típicas.
Además, se utilizan sus hojas, pseudotallo (equivalente al tronco),en actividades deportivas, fibras textiles y vestuarios. Por lo tanto, se puede decir que el cultivo del banano y sus usos es parte de la historia y cultura del pueblo rapanui.
Se estima que en la isla existen al menos 10 variedades (o híbridos) diferentes de banano y se encuentran dispersos prácticamente en todo el territorio insular.
Desafortunadamente, en 1980, por primera vez se reporta la presencia del insecto plaga más importante del cultivo en el mundo, el picudo del banano o picudo negro, Cosmopolites sordidus (Germar), especie de escarabajo que penetra el tallo y excava túneles en su interior, alimentándose del tejido interno lo que produce el decaimiento y posterior muerte de las plantas. La presencia del insecto se puede corroborar observando la savia que drena por el sitio de entrada en el tallo.
En un trabajo que recoge la experiencia de los habitantes y el uso de tecnologías tendientes a contribuir a la sanidad vegetal, INIA la Cruz propone rescatar o recuperar los bananos que están en la isla y que están siendo afectados por la presencia del picudo negro Cosmopolites sordidus, el cual constituye el principal problema del cultivo del banano.
Natalia Olivares, directora del proyecto “Programa de Manejo Integrado de Plagas Biointensivo con productores familiares hortofrutícolas de Rapa Nui” afirma, “el INIA La Cruz, cuando decide contribuir a la sanidad vegetal de las plagas presente en éste y otros frutos como el camote o la piña, lo hace con mucha prudencia y de manera muy sigilosa, con el único propósito de contribuir a mejorar estos recursos alimentarios a través de manejos agronómicos de los cultivos que impliquen un mínimo impacto social y ambiental para el control de las plagas”.
En el caso del picudo negro, destacó la experta, “el mayor problema está dado por el daño directo que realizan las larvas al alimentarse del cormo, provocando la destrucción del tejido. Esto trae consigo pudriciones y un debilitamiento de la planta la que finalmente muere sin siquiera alcanzar a producir frutos”.
Las primeras acciones del equipo de técnicos y profesionales, fue realizar labores de revisión de los maika o plátanos, detectando que los mismos agricultores estaban traspasando la plaga a los nuevos hijuelos (brotes) que plantaban porque éstos eran hijuelos que venían de plantas madres infestadas. “En conjunto con ellos, realizamos labores de inspección y de limpieza de los hijuelos de manera de eliminar aquellos que transportaban la plaga y posteriormente ejecutar la plantación. Pero, ya sabiendo que los hijuelos están libres de la plaga”.
Después de estos manejos, vino la primera aplicación de trampas en base a feromonas, que son sustancias químicas que los mismos insectos producen para comunicarse específicamente entre ellos. Este tipo de sustancias son utilizadas para atraer los individuos adultos del picudo negro del banano a una trampa y reducir las poblaciones en el campo a través de capturas masivas mediadas por la feromona como práctica de manejo de la plaga.
La feromona específica que se requiere es un ingrediente básico que debe ser importada. La aplicación de una feromona, explicó la investigadora Natalia Olivares, “puede ser usada de tres formas diferentes: trampeo masivo (captura de individuos), disrupción sexual (confusión de apareamiento) y monitoreo (de la plaga). El tipo de feromona que se usó para este tipo de insecto es para trampeo masivo porque atrae hembras y machos y lo que hace es reducir la población de la plaga y de esa manera reducir los daños en la planta”.
La feromona del picudo negro Cosmopolites sordidus (Germar) ha sido probada en diferentes países con resultados bastante efectivos en la disminución de la población de la plaga. Nosotros, dijo Olivares, “pretendemos lo mismo, disminuir la población y de esa manera empezar a rescatar o recuperar los bananos que están en la isla que se están muriendo por efecto de la presencia de esta plaga”.
Se instalaron 15 trampas, las cuales fueron distribuidas en las zonas donde hay cultivo de plátano, esto es tanto en predios de agricultores como en patios de las casas. Con una frecuencia semanal, el profesional de campo establecido en la zona, Ignacio Ahumada, realizará un monitoreo de los adultos del picudo negro del plátano que serán capturados en esta trampa. Habrá que esperar los resultados de las capturas de adultos y que el equipo de investigadores determine si la trampa de feromona constituye una alternativa atractiva para la captura de los adultos del picudo negro del banano.
Estas acciones de manejo forman parte del “Programa de Manejo Integrado de Plagas Biointensivo con productores familiares hortofrutícolas de Rapa Nui” que dirige Natalia Olivares Pacheco, especialista en entomología de INIA La Cruz. El equipo de trabajo de esta iniciativa lo integran además, Fernando Rodríguez, Aart Osman, Alejandro Morán e Ignacio Ahumada.
Agregó que en “en general en Rapa Nui es complejo utilizar medidas de control para el manejo de ésta y otras plagas, por lo cual es relevante difundir el trabajo del INIA en el sentido de generar alternativas amigables con el medioambiente, para enfrentar estos problemas de sanidad vegetal”. Además, por primera vez se realizan estudios más completos acerca de plagas relevantes en cultivos de camote, piña y banano, lo que ha generado un interés notable de autoridades y productores por conocer y usar estas tecnologías. “Hemos diagnosticado la presencia de plagas en los cultivos relevantes de Rapa Nui, para combatirlas de manera oportuna y eficiente y así obtener un alimento limpio para el consumidor como es el banano y el camote, aplicando estrategias de control dentro de un manejo integrado de la plaga”.