Orgullo LGBT en Rapa Nui

Orgullo, vergüenza, inclusión y rechazo, son las diversas caras de una misma realidad. La realidad de nuestra sociedad, de a ratos alegre y también terriblemente cruel, y en donde también existen personas que son parte del colectivo LGBT (Lesbianas, gay, bisexuales y transexuales) y que hoy, por primera vez en Rapa Nui, izan su bandera multicolor para decir «Aquí estamos».

El 28 de Junio de 1969, en Nueva York, ocurre un hecho que marca la historia moderna del movimiento LGBT, se le conoce como los Disturbios de Stonewall. En un conocido bar de la ciudad y por primera vez en la historia de EE.UU, personas de la comunidad LGBT se enfrentan a la policía, en una lucha abierta y frontal contra un sistema que les perseguía y que era avalado por el gobierno. Este acontecimiento fortalece el movimiento y comienza una nueva era, una verdadera batalla, por la igualdad y respeto hacia las personas de la comunidad LGBT.

Desde entonces, cada fin de Junio se celebra el Día del Orgullo LGBT, como una oportunidad exhibir públicamente las identidades y orientaciones sexuales y de género, tradicionalmente marginadas y reprimidas, y para visibilizar su presencia en la sociedad y sus reclamos.

Este año Rapa Nui no fue indiferente, y por primera vez se izó la bandera arcoiris, en una emotiva ceremonia realizada en los jardínes de la Ilustre Municipalidad de Isla de Pascua. Alrededor de un centenar de personas de la comunidad asistieron al evento, entre las que también se encontraban algunas autoridades como Elizabeth Arévalo Pakarati (Core) y Tarita Rapu Alarcón, (Gobernadora Provincial), quien además expuso brevemente la realidad del denominado por algunos, «tercer género» en la cultura Polinésica, con las denominadas Fa’afafine en Samoa, o Mahu en Hawaii.

«Fue una celebración muy interesante, por ser la primera vez que se realiza en Rapa Nui. Evidenciar a una amplia comunidad Lgtbq+ que es parte de nuestra sociedad, más allá de la aceptación cultural, tradicional en todo el Pacífico, natural y simbiótica en la vivimos desde siempre y en la que muchos hemos crecido, quizás sin procesos tan duros de aceptación a la diversidad (a pesar de los estrictos parámetros religiosos y éticos impuestos desde fines del siglo XIX ) y que en otras sociedades más cerradas han sido procesos muy complejos y duros . La celebración de este día es para evidenciar esta lucha por la igualdad. Dar un espacio a todas las posturas, géneros y opiniones me parece imprescindible para vivir en armonía, y la participación de personas tan valiosas en la ceremonia, amigas, amigos, familia…me parece un avance enorme y un ejemplo no solo para nosotros como comunidad, sino para el país y porqué no para el mundo«, señaló Noerangi Teave, una de las asistentes a la ceremonia.

Si bien hubo algunas críticas, por lo improvisado del evento, al cual se convocó con solo un día de anticipación, la evaluación en general fue positiva, pues el evento se realizó en un ambiente de respeto y alegría, se escucharon sentidos discursos e incluso se entregaron algunos reconocimientos. «Queríamos homenajear a personas LGBTTTIQ mayores de la comunidad, que se hubiesen manifestado en pro de la diversidad durante su vida…Los diplomas los extendimos no solo a LGBTTTIQ pa’ari, sino a quienes reconocidamente se han abierto un lugar en la sociedad y han sido coherentes con quienes sienten que son, pese a la dificultad social», nos señaló Tamaru Huke.

Lo cierto es que hay un colectivo que comienza a moverse, que piensan en la posibilidad de conformarse como agrupación, y que aparece en un momento en que la sociedad se cuestiona la forma en cómo hemos vivido. La intolerancia ya no tiene cabida, estamos en tiempo de inclusión y cooperación. «No es aceptar, es entender y comprender», nos dice Miguél Chacón.

Para finalizar, nos quedamos con las palabras de Noe Rapahango Lagos, una de las personas asistentes a la ceremonia: «Primero reconocer la importancia del espacio que brindó la Municipalidad para dar el gran paso del izamiento de la bandera LGBT, pero por sobre todo recordar que existimos, como personas, con sentimientos y visiones de vida. La lucha de los derechos es importante en todas las instancias y en una comunidad pequeña, aún más. También significa un antes y un después, sobre todo para las nuevas generaciones, aquellas que serán inclusivas y con un mayor respeto a sus semejantes«.

Fotografías: Tamaru Huke y Paula Rossetti