Tejer en tiempos de pandemia: una terapia para el alma
Dominique Parada, emprendedora en pandemia.
Dominique Parada Zuñiga es iquiqueña, en noviembre del 2021 cumplirá nueve (9) años viviendo en Rapa Nui, entre idas y vueltas, que han incluido viajes a Canadá y Estados Unidos, lugares en donde pudo observar y descubrir en el reciclaje y la reutilización, un mundo para crear, potenciar y con el cual recuperarse. El año 2018 Dominique vivió la pérdida de su pareja tras un accidente, y a diferencia de otras oportunidades en que la vida se le puso difícil, decidió quedarse en la isla y aportar desde la consciencia, el emprendimiento y la el trabajo textil.
«En ese tiempo empecé a descubrir cosas nuevas, mi mente se empezó a abrir, ¡una mesa puede ser una puerta!… todo se empezó a conectar y me di cuenta que algo me estaba llamando».
Made in Rapa Nui fue una idea que dio vueltas durante mucho tiempo en su cabeza, pudiendo concretar esta tienda de emprendedores locales a comienzos de 2019. El objetivo de Made in Rapa Nui siempre fue potenciar los productos creados en la isla, como la cosmética natural o las artesanías realizadas con fibras vegetales y recursos del mar.
Dar a conocer esta iniciativa a los turistas fue el primer paso, sin embargo el cierre de la isla pronto cambiaría el público objetivo, se presentaba un nuevo desafío, que incluía ganarse a la comunidad local en estos tiempos pandémicos.
«Te estás comprando un ungüento de miri vaihi -que es una planta-, te vas a llevar un licor de hai’a, -que es un fruto exótico de la isla-. Era todo un trabajo explicar al turista lo que se estaba llevando y que valorara esto, la mano de obra. Después de unos meses de comenzar, estábamos bien, nos íbamos a pagar nuestros primeros sueldos y comenzó la pandemia…cerramos por un mes, no hay turistas, hay que atraer a los locales que no venían a nuestra tienda, entonces empezamos a incentivar más al emprendedor y gracias a eso, hoy trabajamos con más de 60 emprendedores, somos una vitrina para ellos».
Una vez con la tienda funcionando, Dominique decidió ir más allá y hacer algo respecto a la ropa. Consciente del problema que significa la industria textil , y el exceso de ropa en desuso, decide crear Mata Piri Piri, emprendimiento que recibe y selecciona esta ropa, para luego darle un nuevo uso; hacer trapillo y tejer o trenzar para fabricar variadas ´prendas, entre alfombras, mochilas, accesorios de yoga -porta mat y bolster- fundas para notebook o su última creación, un porta hoe.
«Una de esas veces que fui al basural me di cuenta que estaba lleno de ropa y pensé, ¿cómo la gente bota tanta ropa?, me acordé de una visita que hicimos con mi novio a Iquique, a ver a mis padres, el año 2016, y sorprendernos con el basural en que se había convertido mi ciudad. Daba vergüenza, cero consciencia, me fui con eso y cuando vi este basural en la isla y vi ropa, me dije «no, en la isla nosotros no podemos llegar a esto» y comencé a hacer campañas para recolectar ropa y con la poca ropa que junté, empecé a hacer mis primeras alfombras, que eran hechas con nudos, me demoraba mucho, hice tres alfombras, nudo por nudos hechas en redes recicladas, eran unas alfombras gigantes, nadie las compró pero esa fue la mejor terapia para salir de mi depresión».
Dominique estudió administración gastronómica, y todo lo que ha aprendido sobre costura y diseño textil lo ha aprendido por su cuenta, a través de tutoriales y de su propia creatividad, pero sin duda las mujeres de su familia fueron inspiración para descubrir el poder que tenía en sus manos.
«Mi bisabuela fue la que me crio, yo siempre la acompañaba a los talleres que ella asistía en el centro de madres, se juntaban puras mujeres y decían, «hoy es el día de cocinar», por ella me entró el amor a la cocina. Luego, me di cuenta que todo lo tengo en las manos, mi arte está en mis manos, miro y digo, «a ver a ver, ya lo tengo» y empiezo, veo un tutorial y empiezo. Cuando estuve en EEUU, una amiga que era mexicana me dijo “tengo unas telas y quiero hacer unas bolsas reversibles, me encantaría que las hicieras tú”, y yo, “ya, ningún problema, yo las hago, pero no sé coser”, y me dice, “no te preocupes, yo tengo la máquina, ve un tutorial”, mi mamá ahí me mando videos, ahí aprendí, hice muchas bolsas».
«Yo nunca he hecho un curso de costura, lo tengo en mi. Todas las cosas que he hecho es porque me lo piden, yo te puedo hacer lo que me pidas, pero solo ocupo reciclaje textil, todo reciclado, a lo más los hilos y las agujas son compradas.
En plena pandemia, Dominique decidió compartir su aprendizaje y hacer talleres. Para ella tejer y crear fue terapéutico, y es también una manera de devolver a la isla todo lo que ha recibido en sus años viviendo en Rapa Nui.
«Me he hecho hartas terapias, y de una pena tan profunda, salió esta creatividad mía, por el amor, entonces digo, «ya isla bonita, tú me diste el amor más grande que pude haber tenido en mi vida, ahora yo te voy a entregar lo que más yo pueda», eso es lo que hago, le estoy dando como una devolución de cierta forma a lo que ella me dio».
«La pandemia me ha permitido explotar completamente mi creatividad. Me doy el trabajo de hacer campaña, ver la ropa, seleccionarla, lavarla, ver que me sirve, que no, de crear, todo eso tiene un valor y la gente tiene que aprender a valorarlo, a tomarle el peso, pero también hay un tema más allá. Yo los talleres los ofrezco como terapia, para mi fue terapia y yo creo que trabajar con las manos es terapia completamente, entonces yo les digo a las participantes, siéntanse, cuando están creando están en silencio, están escuchando en su mente, traigan cosas positivas, llamen a esas cosas positivas mientras crean».
Próximamente Made in Rapa Nui comenzará a trabajar una línea de pueblos originarios, mientras que con Mata Piri Piri el desafío es seguir creando y buscar la forma de sacar la ropa de la isla, transformada en nuevas creaciones.
«Me encanta que las cosas se vendan acá, pero el día de mañana yo quiero trabajar con alguna tienda que esté en el continente y que yo pueda enviar mis productos porque yo quiero sacar la ropa de acá, no quiero que se mantenga acá, ese es el concepto, está bien reciclar, reutilizar y todo, pero también la idea es que la basura se vaya de la isla y si sacamos la ropa transformada en algo sería espectacular».
¿Qué mensaje le darías a las mujeres que quieren emprender y aún no se atreven?
«Las mujeres tenemos miedo a muchas cosas que se nos presentan en la vida, entonces es complicado solo decirles que no tengan miedo, que les va ir excelente, porque también nos puede ir mal, entonces lo importante es confiar en una, en lo que una siente, desea y quiere mostrar hacia las personas. Entonces sí tienes un emprendimiento, sea bueno o sea malo, pero que tú lo encuentras maravilloso, dale con todo, siempre va a estar la opción de que nos caigamos en el camino, pero también está la opción de levantarnos, entonces aprovecha todas las opciones que tenemos, sean confiadas en lo que ustedes tienen, en lo que son capaces y en lo que quieren, entonces juéguensela, porque el emprendimiento es casi un hijo y hay que ponerle mucho amor, sobre todo mucho amor».